domingo, 23 de agosto de 2009


TOROS MÁLAGA

Castella de noche
Juan Ortega en http://www.ymálaga.com/

(Foto: Hugo Cortés)

LA FICHA: Málaga, 22 de agosto de 2009. Corrida nocturna. Plaza de toros de La Malagueta. Lleno.
4 toros de Albarreal y 2 de La Palmosilla (1.º y 5.º). Los dos primeros indecentemente presentados, aunque el 2.º fue el mejor de la noche por comportamiento. Los demás, sin mucho que resaltar.
Morante de la Puebla: silencio y ovación. Sebastián Castella: oreja con petición de la segunda y oreja con petición y dos vueltas. Alejandro Talavante: ovación y silencio.
Juan Ortega.-23-08-2009 -
Será por la picardía de lo francés, pero le va la noche: estuvo animado con su chiquitín primero, siguiendo el camino que le marcaron Curro Molina y Paco Delgado en unos buenos pares que provocaron la cogida sin consecuencias graves del segundo. Castella hizo todo lo que sabía, desde el pase cambiado hasta ir recortando distancias. Claro, torear con la izquierda no, porque no debe saber. Cada vez que empieza con la izquierda, acaba la faena. Llevó con suavidad al quinto, un animal con más clase en la embestida que el matador en su toreo. Vinieron las manoletinas y ahí fue el acabóse. El público de las nocturnas me recuerda al de las charlotadas antiguas y se hinchó de pedir trofeos, lo que indudablemente es su derecho. Menos mal que contra el vicio de pedir está la razón.Abrió el espectáculo un Morante con vestido de banderillero de poca fortuna, marrón carmelita bordado en algodón blanco y su noche resultó tan modesta como su atuendo. El infame choto primero tenía cierto recorrido por el pitón derecho e inquietudes por el otro lado que acabaron acortando los viajes, mientras que el cuarto empezaba bien las embestidas para acabar trompicado y tirando derrotes, algunos en mitad de la suerte, apuntando a partir la cara. Morante se quedó un rato aguantando, lo que es poco frecuente, y sacó cositas suyas, pocas, que, si bien se comparan con las de otros, pueden ser más.El tercero se rajó y dio una alegría a Talavante, que lo acompañó a tablas y a punto estuvo de abrirle la puerta del chiquero para que se fuera por allí. Mantuvo una competencia de velocidad con el sexto, empeñándose, él sabrá por qué, en hacerle cosas a izquierdas, por el peor lado. Lo malo es que insistió. Fin. Menos mal.

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