domingo, 6 de septiembre de 2009

BAYONA: EL JULI TRIUNFADOR

Magisterio, variedad y entereza de El Juli frente a seis toros de muy distinto juego
Bayona (Francia). 06.09.2009 detorosenlibertad.com
Crónica de José Antonio del Moral

Solo le falló la espada y ello le impidió cortar el doble de orejas que logró. Una del segundo (Ana Romero) tras cuajar una gran faena, y las dos del sexto, un estupendo ejemplar de Victoriano de Río con el que El Juli se desparramó en su más completa y brillante tauromaquia. También podría haber triunfado con el noble aunque feble primero de Puerto de San Lorenzo y con el dificilísimo y peligroso de Ana Romero que supuso la prueba más dura para el madrileño, pero le pegó ocho pinchazos y una estocada caída. Con éste, tanto el fallido matador como el público se mostraron muy por encima de lo habitual en estos casos. La tarde fue, a la par que áspera en su tramo central, muy feliz y emocionantísima al final con el gran torero a hombros y la gente más que satisfecha.

Plaza de toros de Bayona (Francia). 5 de septiembre de 2009. Primera de la miniferia de Clausura. Tarde agradable con esporádicas rachitas de viento y casi lleno. Seis toros de tres ganaderías, lógicamente desigualmente presentados aunque todos acorde a sus distintos encastes. Primero y cuarto, de Puerto de San Lorenzo, muy en el tipo de su procedencia Atanasio. El que abrió plaza, tan noble como escaso de fuerza. El que hizo de cuarto, bravucón y sin clase ni fuerza hasta acabar parado. Segundo y quinto, de Ana Romero. Con clase uno y con mucho genio el más terciado cárdeno que hizo de quinto. Tercero y sexto, de Victoriano del Río. El herrado con el hierro de Cortés, manejable por el lado derecho e incierto por el izquierdo. Y el último, con gran fondo y boyantía pese a rajarse al final de la muy intensa faena. Único espada, Julián López El Juli (verde botella y oro): Dos pinchazos y buena estocada, ovación. Pinchazo y gran estocada, oreja. Pinchazo en el sótano al resbalar la espada con una banderilla y estocada de efectos fulminantes, ovación. Estocada baja trasera y descabello, silencio. Ocho pinchazos y estocada trasera, gran ovación. Estoconazo desprendido y descabello, dos orejas. El Juli salió a hombros. En banderillas destacó Javier Ambel.

Pese a sus desaciertos con la espada y el deslucido cuando no muy complicado juego que dieron tres toros de los seis anunciados, El Juli cumplió con creces su compromiso de encerrarse con seis toros por segunda vez en esta temporada. Al contrario que en Bilbao, el público se comportó exquisitamente y más pendiente de la lidia que de las orejas que se cortaron o no. La concentración de los aficionados franceses en cuanto hizo el gran torero madrileño fue, por si misma, todo un espectáculo. El Juli hizo gala de su magisterio en todas las versiones que el destino le puso por delante y el público de cómo apreciarlas en su más justa medida. Y como esto sucede muy pocas veces, tal compenetración entre el protagonista y los espectadores fue modélica.

Además de su habitual destreza ante cualquier clase de ganado, El Juli demostró una entereza muy poco común al superar todos los inconvenientes que se le presentaron, resueltos con total disposición, inteligencia y suma variedad. Sobre todo con el capote en todas sus intervenciones que fueron muchas tanto en los recibos como en quites. Delantales y escobinas en el primer toro; sensacionales verónicas acompasadas en el saludo del segundo, quite por tafalleras y chicuelinas, seguido de otro que fue notabilísimo al sacar al toro del segundo puyazo con un galleo por rogerinas y rematar con un desplante de rodillas puro Gallito; lances rodilla en tierra para recibir al tercero, con un quite posterior por arriesgadas chicuelinas; original quite combinando gaoneras y sembrada serpentina ante el cuarto; nuevo galleo en el quinto al que quitó por faroles; y larga cambiada de rodillas en el recibo del sexto al que quitó por muy vistosas y celebradas lopecinas.

Pero ya que estamos con lo mejor de la tarde con el estupendo sexto de Victoriano del Río, decir sobre la enorme emoción que se vivió la lidia de este toro. El Juli había puesto la plaza boca abajo en el primer tercio y accedió a protagonizar el de banderillas, lo que no hacía desde hacía mucho tiempo. Volvió loco al gentío por la facilidad y precisión con que las puso de poder a poder, al sesgo y de dentro a fuera sin solución de continuidad con la brindada gran faena que fue amenizada por la banda de música con el pasodoble “Suspiros de España”. Faena superclásica sobre ambas manos, recreada hasta el no va más en cuanto a pureza, hondura y temple hasta que el toro colaboró sin problemas, y magistralmente pulseada en su último tramo cuando el animal se rajó, disminuyó su celo y hubo que tirar de él mediante prodigiosos y sucesivos toques para poder completar los circulares y dosantinas que cerraron la obra. Y a la hora de matar entre un silencio impresionante porque la gente temía un nuevo fallo, el desideratum general tras el contundente espadazo y el certero descabello. Fue como una liberación de tensiones acumuladas.
Hasta llegar a este momento culminante, destaquemos los otros dos trasteos más importantes de la tarde. La también gran faena que El Juli cuajó al segundo toro, primero de los de Ana Romero, y la extremadamente arriesgada y meritísima con el quinto de esta misma ganadería, especialmente al sacar inverosímiles naturales. Faena muy difícil de lograr y tanto o más de percibir y valorar. Un diez para el público. También toreó Julián con suma perfección al primero de Puerto de San Lorenzo aunque sin poder evitar sus caídas. Más breve con el tercero, de Cortés, tras sufrir una colada por su incierto pitón derecho. Y asimismo expedito con el deslucido cuarto de El Puerto que se paró enseguida.

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