sábado, 10 de octubre de 2009

EL TORO ANTE LA CRISIS: ¿IR CONTRA DIOS? / J. Lamarca


El toro ante la crisis: ¿Ir contra Dios?

Juan Lamarca
Madrid 10 Octubre 2009
Blog "Del toro al infinito.."
Quizás sería una buena solución para el mundo del toro, ante la campaña antitaurina y la crisis económica que lo azota.
Así acallaría a la jauría grana y hedionda que cada tarde acosa, en los aledaños de las plazas de toros, a los sufridos y pacientes aficionados; de igual manera la progresía mediática se tornaría tan adicta a la “barbarie toricida” como lo fuera el recordado Marino, tan leal a Las Ventas que, además de ir a todas, las pagó.

Ir contra Dios daría un impulso oficial a la Fiesta Nacional con derroche de ayudas por parte de la Bibiana, esa ministra del feto apuntillado, y demás cuadrilla zapateril, que devolvería al pueblo lanar a los tendidos regalados; a todo ello, honrados alcaldes, como el de Madrid, el llorón olímpico, nunca faltarían a las corridas de las ferias y fiestas de sus pueblos, ciudades, y villas que durante siglos vibran con el toro por sus calles y plazas.

Un ejemplo cercano y sangrante, nada que ver con la corridas de Don Bull, lo tenemos en los cómicos españoles, por decirles algo, a los que el trajín les va de cine.

Lo de a Alejandro Abenámar no lo supera ni su congénere Almodóvar, el silente y adinerado pacifista, en su egipcia y cacera pose.

Alejandro, ese vómito de armario, integrante de la banda titiritera, no se puede quejar, puesto que su ataque constante a Dios y al “fanatismo cristiano” en sus cintas repelentes de espectadores, ha batido todos los registros con el rodaje de su último estreno titulado “Ágora”, record no de ingresos por taquilla, ni soñarlo, sino por la cuantía del óbolo zapaterista dispensado gracias a las leyes protectoras del cine; no de los empresario autónomos quebrados, ni de las víctimas del terrorismo o del paro, ni mucho menos de la cultura y actividad taurina.

¿Que a cuanto asciende?

Como para fiarse de las cifras oficiales, pero en la prensa aparece la módica cantidad de cincuenta millones de euros.

Gallardón dice que la campaña pro “Madrid 20016” ha costado menos.

Y con mucho menos se conformaría el planeta de los toros, que ante las quejas de sus integrantes se les podría ofrecer una fácil solución: Los toros contra Dios.

Se empezaría por la supresión de las capillas en las plazas de toros y su sagrada imaginería, incluida la de Jesús del Gran Poder de Las Ventas que tras librarse de milagro de las requisas milicianas en la casa de "General Mola", fuera donada por la familia Bienvenida.

Es posible que a algunos les hicira ilusión formar una inmensa pira “imaginera” que iluminara la breve noche del solsticio de verano para disfrute y regocijo de la horda.

Los coches de cuadrillas habrían de tachar toda publicidad comercial en su exterior, y sustituida por el atractivo “Probablemente Dios no existe”, como reza en el “autobús ateo”, que circula por la dispersa geografía autonómica.

Si acaso, algunos profesionales que ya hacen gala de no rezar en la plaza, escribirían tajantemente que no, “que no existe Dios, que lo digo yo”.

Así se establecería el parque móvil ateo en España, con el autobús y el coche del torero.

Fuera rezos, y nada de santiguarse, eso se hace en la habitación del hotel, y a escondidas.

También hay que hablar con Justo Algaba, con Nati, o con Antonio, el de Fermín, para que, aunque se lo pidan rezando y de rodillas, no vuelvan a bordar en capotes y chaquetillas Cristos, Vírgenes, Santos u otras figuras perturbadoras.
En su lugar podrían ir pensando en la del Ché Guevara, o de la Pasionaria.

Ah, que no se olvide borrar del vaso de plata para el buchito de agua, la cara de la patrona o del nazareno; en su lugar, y para darle el besito después del trago, sería ideal grabar otra faz, a ser posible con aires satánicos e irradiaciones góticas. A falta de Dios padre, pues un “padrecito”, como Joseph…

Por si gana por la mano la publicidad gay en capotes y muletas, asunto ya iniciado, habría que asegurarse la rotulación de un espacio en las telas con inscripciones contra la Fe cristiana o contra la Iglesia.

Y si acaso el viento agitador, o la falta de templanza en las suertes, dificultara su visibilidad al público, la banda de las taleguilla de los toreros sería lugar apropiado para hilvanar frases con sentido defecador sobre el Altísimo, similares al título de aquella obra, que colgó durante tres años en la calle Alcalá, de la capital de la católica España.

Tal merecimiento fue recompensado con una multimillonaria subvención de la derechosa Comunidad de Madrid.

¿Y las madres? ¿Podrá rezar una madre en su casa mientras su hijo se juega la vida ante un toro?

En todo caso que Dios les guarde.
Amén








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