sábado, 19 de diciembre de 2015

“ASI ERA MI MADRE CONCHA PIQUER”

Conchita Marquez Piquer con sus hijas, Conchita e Iris
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“ASI ERA MI MADRE CONCHA PIQUER”
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A LOS 25 AÑOS DE SU MUERTE,
 LA HIJA CONCHITA MARQUEZ PIQUER
PUBLICA LA BIOGRAFIA DE
LA REINA DE LA COPLA
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 Texto: JAVIER DE MONTINI  Fotos: DOLORES DE LARA
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Madrid (18/12/2015). Al cumplirse veinticinco años de la muerte de Concha Piquer, la más grande intérprete de copla en su época, su hija Conchita Márquez Piquer, animada por su marido Ramiro Oliveros, nos ofrece unas memorias que titula “Así era mi madre” en las que queda perfectamente trazada la biografía de la valenciana que, partiendo de cero, se convirtió en estrella de los escenarios de España y América. Para presentar el libro, Conchita Márquez Piquer, eligió la Sociedad  de Artistas Intérpretes o Ejecutantes de España que muy eficazmente preside el maestro Luis Cobos.
Acompañaban a Conchita Márquez Piquer (Buenos Aires, 31/12/1946), su marido Ramiro Oliveros, su editor Jesús Fernández Serrano (LetraClara), la cantante Diana Navarro que con tanto gusto interpreta la copla en la actualidad  y el periodista Raúl del Pozo que, con su pluma brillante, destacó algunos rasgos clave de la personalidad de Doña Concha.
Conchita dedica el libro “a mis hijas, para que conozcan mejor a su abuela, y a mi nieto, para que sepa quién fue su bisabuela”. Y también a cuantos tengan “recuerdos de mi madre” o se interesen por conocerla.
Allí estaban, en primera fila, las dos hijas: Conchita Romero, habida del torero Curro Romero, e Iris Oliveros, de su matrimonio con el actor Ramiro Oliveros. Y allí estaban la bailaora María Rosa, muy querida por Concha Piquer, con Marili Coll, y los actores Emilio Laguna, que se sabe todas las coplas, y Máximo Valverde que trabajó con Conchita Márquez Piquer en la película “Casa Flora”.
De humilde familia, Concha Piquer López, nacida en Valencia el 8/12/1906, murió en Madrid el 12/12/1990. O sea, hace ahora veinticinco años.
Aunque algunos, por datos hallados en algún archivo, aseguran que la artista vino al mundo el trece, Conchita se fía de la fecha que siempre le daba su madre, el ocho, festividad de La Inmaculada o de la Concepcion de la Virgen María, de ahí que le impusieran ese nombre.
En “Así era mi madre, biografía de Concha Piquer”, la hija nos da “los datos de toda su rica historia: fotografías, juicios críticos, algunas entrevistas hechas a ella con ocasión de todos sus avatares… desde el año 1926 hasta el final de sus días”, pero hay también muchas memorias. Memorias de la madre, Doña Concha, que su hija rescata y nos cuente, dice, “desde dos memorias, la de la cabeza y la del corazón”.
De la mano de la memoria de Conchita Márquez Piquer recorremos no sólo la vida artística de Doña Concha, en los escenarios, en el disco y en el cine, sino también su vida íntima.
La vida de la creadora de éxitos como “Ojos verdes”, “Tatuaje”, “La Parrala”, “Suspiros de España”, “La Lirio”, “Romance de la Reina Mercedes”, “Cárcel de oro”, “No me quieras tanto”, “Y sin embargo, te quiero”, “Cinco farolas” y, entre otros muchos,  “Me embrujaste” ( puede que su copla preferida, “la mejor cantada de todas” (consideraba ella). La vida de esa española universal que viajaba siempre con un equipaje de baúles en los que guardaba no sólo su vestuario sino también el ajuar de un hogar puesto que, allá donde fuera, prefería vivir montar su casa y no andar de hotel en hotel. De ahí viene la fama del “baúl de la Piquer” y el dicho “viaja más que el baúl de la Piquer”. Conviene recordar que Concha Piquer se retiró de los escenarios el 13 de enero de 1958, a los 51 años, a causa de una laringitis que le exigía tres años de estar callada para recuperar las cuerdas vocales.
Y la vida íntima y familiar con dos grandes amores. El primero, el maestro Penella, su descubridor en Valencia, una prodigiosa voz en una niña de once años, que la lleva a Nueva York donde él va a estrenar, en Broadway, su ópera “El gato montés”, y allí, interpretando “El florero”, es contratada por cinco años. Y después, en España, el torero Antonio Márquez (Madrid, 23/04/1899- 13/11/1988), llamado “El Belmonte Rubio”, con quien Doña Concha tuvo a su hija única, Conchita Márquez Piquer, también artista de magnífica voz.


La biografía concluye con el recuerdo de su entierro multitudinario en el cementerio de la Sacramental de San Isidro, de Madrid. Con emoción, recuerda Conchita Márquez Piquer el grito de una admiradora: “¡Doña Concha no ha muerto!”.
“Y tenía razón. Mi madre no había muerto. Acababa de entrar en la historia”.





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